Las Representaciones Culturales y el Amor

Las Representaciones Culturales y el Amor
23 de octubre de 2020 admin

El sistema social y las creencias que lo componen es fundamental en los valores que se construyen dentro de la comunidad, con independencia del tamaño de esta.

Las representaciones culturales constituyen un pilar fundamental en cuanto a la influencia de los ideales e imaginarios que se construyen las personas sobre diferentes temas.  Por representaciones culturales entendemos los medios de comunicación y expresión como son la televisión, radio, cine, teatro, literatura, etc. Es aquí donde encontramos los mensajes implícitos o explícitos de cómo “debemos” ser las personas y cómo son o deberían ser las cosas.

El mito del amor romántico

Una de las temáticas favoritas adherida y común a todas las representaciones culturales es el amor, y con especificidad un tipo de amor; el amor romántico. Lo que se plasma en estas representaciones no es otra cosa que un ideal, una simbología de cómo son los vínculos que establecemos cuando estamos en pareja. Se nos dice, a través de una representación, del tipo que sea, qué es lo que debemos sentir, cómo debemos comportarnos, que las relaciones son monógamas y que, en su gran mayoría, son heterosexuales.

En relación con esta idea están presentes una serie de creencias ligadas al amor en los vínculos afectivo-sexuales, las cuales muchas veces no son ciertas y que originan la problemática de que en ocasiones estas ideas limitantes derivan en diferentes formas de violencia naturalizada dentro de la pareja.

Según la RAE, un mito es una cosa a la que se le atribuyen cualidades o excelencias que no tiene. Por tanto, entendemos como mitos del amor romántico una serie de creencias que se atribuyen a las relaciones de pareja y que no son ciertas. Estas creencias las tenemos instauradas en nuestro pensamiento porque somos seres sociales, y al formar parte de una misma cultura, adoptamos gran parte de sus valores e ideas. Hasta aquí no pasa nada, como todo lo que ocurre, que esto sea así tiene sus ventajas e inconvenientes.

El problema latente se hace explícito cuando, como consecuencia de habernos creído esos mitos, ejercemos o permitimos violencia en nombre del amor. Y nos creemos que “los celos son una muestra de amor”, que “me ha prometido que va a cambiar por mí”, que “se enfada porque se preocupa por mí”, y un montón de tópicos que nos impiden construir relaciones sanas y abandonar relaciones dañinas que nos deterioran, gradualmente, nuestra salud mental y nos impiden ser libres y amar en libertad.

Las consecuencias de las representaciones culturales

Retomando el tema de las ideas y valores presentes en las representaciones culturales, los seres humanos buscamos acomodarnos a lo que en la sociedad se supone que prevalece porque sabemos que ajustarnos a las creencias y valores que componen la sociedad en la que vivimos, en nuestro caso, es más adaptativo que no hacerlo, pero ¿Qué pasa cuando lo que sentimos no está acorde a aquello que hemos normalizado? El mundo se nos viene abajo y nos sentimos personas raras, creemos que algo funciona mal en nosotros/as y que el amor y el ocupar un lugar en este mundo está en juego si no somos como la sociedad nos dicta que debemos ser.

Entonces nos hacemos preguntas que muchas veces ya tienen respuesta, porque, la respuesta que buscamos, estas representaciones culturales de las que hablamos ya nos la han dado, y nos hemos creído que sólo existe esa manera de funcionar.

Pero, como hay cosas que se escapan a nuestro control, a veces sucede que lo que sentimos o lo que somos no está acorde a lo que las representaciones culturales nos dicen que “está bien” ser.

En esos momentos de incertidumbre lo sano sería que hubiera diversidad en las representaciones culturales a las que tenemos acceso: diferentes modelos de familia, vínculos afectivo-sexuales, géneros que componen los modelos de relación, etc. Y que las ideas que se proyectaran dentro de éstas sean enfocadas a construir relaciones sanas.

Como hemos mencionado anteriormente, otro tema incluido en las representaciones culturales y vinculado implícitamente al amor, desgraciada y contrariamente, es la violencia. La cual no siempre se representa como tal, pues hay muchas formas de agredir y de controlar al otro que tenemos normalizadas y que no se contemplan como lo que son, sino como una muestra de amor o una supuesta incapacidad de autocontrol, cuando la realidad es que la capacidad para controlarnos todas las personas, a partir de una cierta edad, la poseemos (queramos o no hacer uso de ella).

Por tanto, en la intencionalidad de las personas que se dedican a construir un imaginario social el hecho de promover valores como la diversidad y el respeto es lo que va a contribuir a que, cada persona, especialmente las nuevas generaciones, se sientan libres e incluidos en su ser y en sus diferentes maneras de sentir, procurando de este modo el bienestar social global, que se puede obtener y que debemos aspirar a conseguir.

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